Ir al contenido

Cuando el silencio también es progreso

¿Y si estar en calma fuera una forma de avanzar?


Vivimos en una época en la que todo va rápido.

Estudiar, decidir, producir, mostrar… hasta descansar parece una tarea pendiente.

Pero ¿y si estar en calma no fuera perder el tiempo?

¿Y si también existiera una forma de progreso que no se mide en likes, notas o resultados?



Lo que perdimos cuando dejamos de parar


Durante siglos, hubo personas que se dedicaban a pensar, contemplar y estar presentes.

Vivían en monasterios o ermitas, y la comunidad las sostenía porque entendía que su silencio también servía al mundo.

Hoy eso ya no existe.

Vivimos rodeados de estímulos y expectativas, y casi nadie tiene tiempo para mirar hacia dentro.


El resultado se nota: ansiedad, cansancio, sensación de vacío…

Nos falta espacio para respirar y reconectar con lo esencial.



Lo que podemos recuperar


No hace falta ser monje ni irse a una montaña.

La contemplación también puede ser cotidiana:

encender una vela, escuchar música sin hacer nada más, mirar el cielo, escribir, pasear sin auriculares, respirar con consciencia.


No se trata de hacer más, sino de estar mejor.

De volver a escuchar tu mente con curiosidad, sentir tu cuerpo, notar lo que pasa dentro y fuera.

Eso también es vivir: estar presente.



La revolución del ahora


Quizá nuestra generación no necesite otra app ni otro invento, sino una nueva forma de mirar.

Un cambio más interior que exterior.

Una especie de revolución de la consciencia, donde avanzar signifique conocerte, cuidar tu energía y vivir con coherencia.


Progresar hoy no va solo de aprender cosas nuevas, sino de aprender a escucharte y a estar en paz contigo.



Para pensar…


¿Cuánto espacio tiene el silencio en tu día a día?


¿Qué haces cuando no haces nada?


¿Qué te pasa por dentro cuando te permites parar?


¿Qué significa para ti vivir con presencia?



Cuidar tu calma también es una forma de libertad


En un mundo que va deprisa, elegir respirar, sentir y estar presente es un acto de libertad: te conecta contigo, con lo que eres de verdad, y te ayuda a orientarte, decidir y avanzar en sintonía con la vida.

Y cuando alguien se alinea con la vida, con su propia vida, el mundo recupera un poco de su armonía.





Si este tema te ha removido y quieres saber un poco más, pásate por aquí.

Y si te ha resonado y te dan ganas de compartir, escríbeme. Me encantará seguir charlando sin prisas, si el ritmo de la vida nos lo permite.


Contacta